El ingeniero isleño Francisco Otero diseña una herramienta adquirida por la comunidad balear para convertir el juego en una herramienta de aprendizaje en los centros de enseñanza.
06 oct 2021. La Voz de Galicia.
Aprender es un verbo hermoso. Igual que enseñar. Ambos deben conjugarse al unísono, si puede ser en voz baja. Porque no hay mejor manera que aprender que hacerlo sin darse cuenta, ni mejor forma de enseñar que adaptándose al ritmo natural de los niños, atrapándolos con juegos. Ese principio, formulado ya por pedagogos antiguos, aletea en Chessforedu, una empresa nacida de la colaboración entre un ajedrecista balear, Pep Suárez, y un ingeniero arousano, Francisco Otero. Bajo esa marca encontramos una plataforma de minijuegos basados en el ajedrez, pensados y diseñados para utilizar en las aulas, permitiendo a la chavalada adquirir conocimientos matemáticos, geométricos o de lógica mientras se empeñan en ganar la partida a su contricante. La plataforma acaba de ser adquirida por la comunidad balear, y ya hay una quincena de colegios apuntados para acceder a esa nueva herramienta de trabajo.
En estos momentos, y tras su arranque en Baleares, la plataforma ha sido presentada a la Xunta de Galicia, que ha mostrado su interés en ella, y a los gobiernos de Madrid y Canarias, así que es probable que la plataforma de juegos – adaptada a las características de cada zona – se extienda pronto por toda la península. “E por Europa!”, apunta Fran Otero. Y es que la plataforma ya está disponible en varios idiomas, lista para saltar fronteras y expandirse, con el impulso de lo que funciona bien, por todo el viejo continente.
Francisco Otero es el ingeniero industrial que desarrolló Chessforedu partiendo del trabajo desarrollado previamente por Pep Suárez. “El é un gran xogador de xadre, e xa tiña publicados varios libros sobre o uso dos minixogos nas aulas”, cuenta el isleño. “Propúxome traballar con el para desenvolver a plataforma, que se basea no xadrez pero que non é xadrez exactamente”, relata. Es decir: se usa un tablero similar al de este juego, pero “poden cambiar as fichas, poden aparecer pezas novas, mudan as normas…”. ¿Y eso por qué? Porque el ajedrez “deixa pouco espazo ao aleatorio. Nunha clase, os que xogan ben van ganar e os que xogan menos ben, van perder”. Y de lo que se trata, aquí, es de aguzar el ingenio y la capacidad de razonar, de adaptarse a entornos cambiantes, a normas que varían y a personajes que cambian. “Na plataforma nestes momentos hai xa un cento de minixogos, nos que se invisten menos de cinco minutos”, explica Otero, visiblemente satisfecho de un trabajo que se aparta de su zona de confort laboral. Y es que este ingeniero lleva años sumergido en el mundo del mar, espacio en el que desarrolló la aplicación Almatea, un software diseñado para facilitar la gestión de las bateas de mejillón a los productores gallegos.
Si se lanzó a aquel proyecto, que sigue en pleno desarrollo, fue porque conocía bien el sector – es de A Illa, de familia de bateeiros – y porque le apasionaba la idea de buscar soluciones para resolver problemas que se planteaban en el día a día. ¿Y cómo se metió en Chessforedu? “A verdade é que eu teño dúas paixóns: unha é o mar, e a outra o xadrez”, dice. Y la fortuna de encontrárselas en el trabajo.